Juan José Alonso Millán se denomina a sí mismo comediógrafo, por un claro predominio en su obra de la comedia frente al drama, declarándose a sí mismo deudor de Jardiel y Mihura, con el disparate y el absurdo como lugar común.

Escrita en 1963, El cianuro... ¿solo o con leche? goza de una salud inigualable a día de hoy, sin duda ello se debe a que como sucede con los hermanos Marx, el absurdo es la delicatessen del humor, una auténtica vacuna antienvejecimiento, lo que hace de ella una obra inmortal pariente de otra obra inmortal, Arsénico y encaje antiguo, más conocida para todos nosotros como Arsénico por compasión, si bien la criminal dulzura de esta obra, se convierte en ironía cruel en el "cianuro".

En la compañía de teatro Tamerlam hemos cargado las tintas para esta ocasión subiendo los niveles de oscuridad, grotesco y feísmo, para darle a esta comedia la negritud que pide.

Desde aquí, reivindicamos el absurdo como debe ser, "libre". Libre de ese concepto metafórico que ha servido para eliminar a estos autores de su verdadero puesto en la historia del drama.

Cianuremonos a la Millanesa con esta estupenda obra, y como diría Groucho Marx si fuese de Extremadura "Más cianuro, que el abuelo es duro"

Ahora pasen y vean, vean el cianuro, como jamás lo imaginó Juan José Alonso Millán...

O sí..